miércoles, 30 de octubre de 2013

Resumen del artículo:

La animación a la lectura desde edades tempranas 

Pedro César Cerrillo Torremocha

En la sociedad actual tendemos a igualar la  información con el conocimiento cuando, en realidad, no es lo mismo. La información es algo externo y acumulable, en cambio, el conocimiento es interno, estructurado, relacionado con el entendimiento y la inteligencia.

 Hay que tener presente que la lectura, en nuestra sociedad, no es un ejercicio normalizado, ya que no es entendida como un derecho. Y esto resulta curioso cuando somos una gran potencia editorial, pero no lectora, según afirman ciertos estudios.

Sí es verdad que en la actualidad ha aumentado el número de lectores, también, es cierto que es una actividad muy poco valorada en ciertos sectores de la sociedad, como los adolescentes. Pero, es necesario remarcar que nadie discute la imperiosa necesidad de desarrollar un hábito lector en la mayor cantidad de personas posibles. Ante esa necesidad surgen términos como promoción, animación o mediación, que a menudo se suelen confundir con juegos, actividades y estrategias propias únicamente de la animación, cuando en realidad lo que queremos es desarrollar un lector habitual.

Hay muchos tipos de lectura de los que destacamos la lectura obligatoria, que suele estar relacionada con la lectura que se lleva a cabo en la escuela, y la lectura voluntaria. Entre este tipo de lecturas la situación ideal será la de la convivencia, pero no siempre es así. Además para que se pueda provocar el acto lector: la lectura tiene su base en la decisión personal de leer. Y destacar, que la responsabilidad de la escuela no es promover la lectura entre aquellos niños que sabiendo leer no quieren realizar lecturas, es con aquellos niños que no saben leer y tienen que aprender.

Esto se ve reflejado cuando los alumnos al llegar a la adolescencia pierden el gusto por la lectura, aunque no es de extrañar puesto que los primeros contactos de los alumnos con la lectura es un camino lleno de obstáculos, lecturas obligatorias, que en muchas ocasiones suelen ser aburridas, de elevado nivel, fragmentadas o que se han utilizado para otro fin.

En conclusión, es necesario desarrollar adecuadas actividades de animación lectora que creen alumnos competentes con capacidad para ejercer el juicio crítico con libertad.


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